El desembarco de Aníbal en la colonia griega de Ampuria
fundada en el VII a.C. (Girona), atrajo las miradas de Roma a la península
ibérica, siendo “Hispania” la primera conquista de Roma fuera de la Península
Itálica y el primer sitio donde se empezó a hablar latín fuera de la misma. La
moneda fue introducida en la Península Ibérica por los griegos, creando un
instrumento de cambio necesario para los nuevos avances de la economía urbana.
Las primeras acuñaciones aparecen hacia el año 400 a. C. en Ampurias.
Las primeras noticias sobre la península ibérica
provienen de un escrito del 520 a.C. de un piloto griego marsellés, aunque la
protohistórica de la península ibérica se puede remontar al año 1000 a.C.,
fundación de Cádiz (gades o Gadir, último bastión cartaginés en la península),
y la aparición de los fenicios y griegos atraídos por el estaño de sus costas.
Pero Aníbal decide marchar sobre Roma, desembarca con su
ejército, al atravesar el Ebro en el 218 a. C. los vascos se incorporaron a su
ejército como lo escribiera después Silio Itálico (años 25-101) en su libro
"Púnicas": "Los cerretanos (tribu vasca) y el baskón, que nunca
se pudo habituar a cubrirse con casco, no dudaron en aportar armas".
"Delante de todos se encontraron el cántabro y el
baskón, las sienes descubiertas"
"El cántabro y baskón desdeñaban la protección del
casco".
"Y el joven se alejó de las armas mortíferas ante el
baskón hábil y el cántabro protegido con dardos".
En muchos textos romanos, por ejemplo de Julio César o
Estrabón, se confunden a los cántabros y a los vascos, sobre todo antes de
terminar de conquistarlos.
Aníbal sería finalmente derrotado pero regresa vivo a
Cartago. Aquí se acaba la relación de los vascos con los cartagineses.
Cneo Cornelio
Escipión desembarcó en la colonia griega de Ampurias para luchar contra los
cartagineses de Aníbal. Sin embargo, la primera Vitoria romana conocida fue
contra los ilergetes de Indibil en el 218 a.C., aliado de los cartagineses.
Después los baskones, aliados de Roma atacaron a los ilergetes. Ya en el 210
a.C Indibil y Mandobio junto con Ededcón, lucharon con Publio Cornelio Escipión
(sobrino del anterior).
Tito Livio Libro
XXXI.1.23 “Asdrúbal, hermano de Aníbal, sometió a los ilergetes, bargusios,
ausetanos y Lacetania (¿jacetania?), que estaba situada en la falda de los
Pirineos; y al frente de todo aquel país puso a Hannon, para mantener en su
poder las Galias.”
El alejandrino Apiano (s.I-II), relata que Asdrúbal pasa
los Pirineos por la costa atlántica para evitar al general romano Escipión al
pedirle ayuda su hermano Aníbal desde la península itálica.
SOBRE
LA ARMADA BASKONA
Para ese siglo XII, cuando toda la Navarra marítima fue
ocupada militarmente por Inglaterra (1174-1193) y Castilla (1199-1200), la
flota Navarra era hegemónica en el Cantábrico, y la armada la componían
marineros voluntarios de Lapurdi, Gipuzkoa, Bizkaia y Castro
Urdiales-Laredo-Santoña.
Los marinos vascos ya navegaban por todo el mundo
conocido como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y
los barcos de la Nabarra marítima en el puerto egipcio de Alejandría descritos
por Benjamín de Tudela.
El rey invasor,
Alfonso VIII, desde Burgos, sustituye la originaria soberanía Nabarra por la
castellana en San Sebastián el 16 de agosto de 1202 y en Hondarribia en 1203
(después hará lo propio con el resto de villas gipuzkoanas y bizkainas),
cambiando su Carta Puebla de Villa Nabarra por la castellana, siempre bajo la
violencia armada del ejército invasor, dejando bien claro que: “si alguien
actuare contra este mandato incurre en la regia indignación y pague 400 aureos
(1.000 en el caso de San Sebastián)”.
El rey de Nabarra
Sancho VII el Fuerte a comienzos del siglo XIII firmó un acuerdo con Baiona
para que fuera el puerto de salida de las mercancías del cercenado reino. Pese
a todo, Baiona alternó este puerto con Hondarribia.
Los marinos
nabarros peninsulares, perdida ya su independencia, alcanzaron el canal de Zwin
y el mar del Norte en 1230.
Los navegantes
vascos, durante esos siglos, monopolizaban el mercado marítimo según las
“Crónicas de Flandes”: transportaban hierro, aperos, utillaje, saín y vino
propios, lana, hilados, badana y lona de la parte aún independiente del reino
(Alta y Baja Nabarra), azafrán y arroz de Aragón, cereales, cuero, cera,
azogue, hilados y sebo de Castilla y de Andalucía aceite de oliva, miel, azúcar
y frutos secos, a cambio de paños y tejidos de lana y seda de Monpelier, Rouen,
Gante, Brujas e Inglaterra.
En 1296, las
conocidas hoy como “Cuatro Villas Cántabras” de Santander, San Vicente de La
Barquera, junto con el puerto nabarro de Laredo que quedó fuera del señorío de
Bizkaia tras la conquista y Castro Urdiales finalmente expulsada por Bilbao del
mismo ya en 1471[1], crearon la “Hermandad de las Marismas de Castilla”, con
las poblaciones de la Nabarra marítima de Hondarribia, San Sebastián, Getaria,
Bermeo[2] y la villa irredenta interior de Vitoria-Gasteiz[3].
La Hermandad funcionaba con total soberanía, ajena a los
mandatos reales a los que aplicaba su propio “pase foral”, “se acata pero no se
obedece”.
La Liga Hanseánica
teutona (Bremen, Lubec, Hamburgo, Munster etc.), se fundó poco antes que la de
las Marismas, en 1241, con su “Roles de Olorón”, para guardar su comercio
básicamente de los vascos y cántabros que eran los que controlaban el “mar
exterior”, el Atlántico. Los vascos comerciaban con los puertos teutones, así
como con Brujas, La Rochelle, Burdeos y en el mediterráneo con Venecia y
Génova, las grandes ciudades marítimas.
En 1348, en
Brujas, se inauguró el consulado “de Vizcaya y de Guipuzcoa” para dirimir
disputas y agilizar relaciones comerciales, consulado independiente del de
Castilla. Hoy la plaza donde se alzaba ese consulado se llama “Biscaye
Platz”.[4]
Los barcos
bizkainos llegaron a Brujas en el siglo XII, tenían una casa de contratación
desde el siglo XIV y consulado de la “nación vizcaína” desde 1455. Incluso
navegaron bizkaínos y gipuzkoanos bajo bandera portuguesa, así en la armada de
1415 su presencia era numerosa y eran considerados por los cronistas
portugüeses como “superiores en la navegación a las demás naciones”
(“Navegación y comercio en el golfo de Vizcaya, Suárez 1959). La Hansa alemana
contrató las naves de la Nabarra marítima para su flota del Báltico en Bilbao
en 1428. En ese siglo XV Bilbao y Nantes tenían barcos comunes en la “Cofradía
de la contratación”, según narra Teófilo Guiard en la “historia de la noble
villa de Bilbao, 1300-1876).
Publicación “Bertan”, Diputación de Gipuzkoa: “En el
Archivo Nacional de París se halla la impronta en cera del sello del concejo de
San Sebastián, adherida a un documento del año 1297. Representa el tipo de nave
más importante en la Europa atlántica del siglo XIII, que permitió el inicio de
la expansión de su comercio marítimo. Esta tipología naval era utilizada
también por otros reinos con los que los vascos comerciaban, como ocurría
especialmente con Inglaterra. Por otro lado, este tipo de embarcaciones fueron
empleadas por los reinos cristianos en sus campañas militares, como en la
conquista de Sevilla en 1248, en la que la participación de las naves vascas y
cántabras fue determinante para forzar las defensas en el río Guadalquivir”.
La Hermandad de
las Marismas llegaba a pactar de forma unilateral (sin depender del rey
castellano) su participación en guerras o en acuerdos comerciales. Tenían
además “patente de corso” para atacar barcos de otras coronas a cambio del
“quinto real” (el 20% de lo robado era para las arcas reales castellanas).
En las Guerra de los 100 Años entre Inglaterra y Francia
(siglos XIV-XV básicamente), los labortanos eran contratados a sueldo por los
ingleses de los que eran súbditos y los bizkainos y gipuzkoanos como
mercenarios por los franceses, por tanto se veían abocados a luchar entre ellos
siendo las principales flotas de esas coronas.
En 1439 Carlos VII
de Francia creó las compañías reales de ordenanza formados por caballeros y
soldados de infantería pagados con el dinero de los impuestos, es el origen del
moderno ejército de occidente.
Del mismo modo y
de forma unilateral, firmaron los marinos nabarros una tregua con el rey de
Inglaterra Eduardo I en 1306. En Gran Bretaña se habían instalado los vascos
para secar el pescado que capturaban en la zona, por lo que surgieron disputas
con los marineros británicos (Ducan Haws). El propio rey de Inglaterra no se
fiaba de ellos y tenía 58 naves y 1.140 hombres para combatirlos (piratearlos).
El peor
enfrentamiento entre vasco-cántabros e ingleses se produjo en 1350 cuando 26 de
los 40 barcos de mercancías que iban a Flandes fueron hundidos por los ingleses
en lo que ellos llamaron la “Batalla de Winchelsea”, pero el relato parece
fantasioso pues no existían cañones y las batallas eran cuerpo a cuerpo, por lo
que era muy difícil hundir un barco.
Tras esta batalla
los ingleses acuñaron monedas con el lema “El rey del mar”. Pero la venganza de
la marina nabarra debió de ser importante pues el rey de Inglaterra, a la sazón
Eduardo III, expidió ese mismo año un breve en Retherter dirigido al arzobispo
de Canterbury y de York invitándoles a que en su diócesis se hagan rogativas
para aplacar la ira de Dios e imperar la protección contra los vascos que
hostigaban sus costas y el comercio rezando de éste modo: "Líbranos,
Señor, de la peste de los vascos".
Al año siguiente,
la Hermandad de las Marismas y el rey inglés, firmaron en la Torre de Londrés
20 años de paz y el primer acuerdo comercial para faenar en aguas británicas,
por el cual Inglaterra dejaba mercadear en sus puertos a los vascos a cambio de
que éstos no atacaran sus naves. Por tanto parece que la marina de la costa
nabarra era mucho más importante que toda la marina inglesa en ese siglo.
Todavía en 1482 la
Junta de Usarraga firmaba un Tratado con Inglaterra donde se disponía que
Gipuzkoa permaneciera neutral en una guerra contra Castilla.
Flotas vascas y
cántabras fueron las que tomaron Sevilla a los musulmanes españoles o hispanos
(1248), Cádiz poco después y también Gibraltar (1309, desde hace 300 años
inglés[5]) o las que llevaron a tierra Africana a los últimos hispano-musulmanes
de Granada en 1492, con Muley Boabdil a la cabeza del bermeano Iñigo de
Artieta. Iñigo de Arteta o Artieta, con Amezketas y Loiolas, llevaron a 6.320
hispano-musulmanes a África en el año 1493.
En 1395, en las
“Crónicas de Enrique III”, se consigna que la primera expedición europea a
Canarias fue realizada por naves gipuzkoanas y bizkainas. Antes, en 1393,
bizkaínos, gipuzkoanos participaron junto con sevillanos en el reconocimiento
de las costas de las Islas Canarias y prepararon su posterior invasión.
La Nabarra libre
siguió protegiendo Lapurdi ante la política expansionista castellana y la
lejanía de Inglaterra, teniendo señores de Lapurdi tierras en Alta o Baja
Nabarra y viceversa, hasta que, sobre el año 1449-1450, después de la Guerra de
los 100 Años y tras la conquista de Gastón IV de Foix, Vizconde del Verán[6],
del castillo de Senpere, pasó Lapurdi a manos bearnesas. Del mismo modo este
vizconde independiente de Francia conquistó el castillo de Maule en Zuberoa.
Gastón IV estaba casado con la reina de Nabarra desde
1441, convirtiéndose por tanto en rey consorte, uniendo de nuevo el vizcondado
de Beárn (Lapurdi y Zuberoa incluidos) a Nabarra, lo que devuelve tierras
costeras al reino basko(n)[7].
Los labortanos
destacaban sobre manera en las artes marinas sobre cualquier otra región de la
corona inglesa, lo mismo que los gipuzkanos sobre otras tierras costeras del
imperio castellano.
Por parte de la
ocupación castellana, Fernando de Aragón o el Falsario, rey consorte al casarse
con su prima Isabel, llamado por la Iglesia romana “el Católico”, solicitó a
Gipuzkoa en 1481 barcos para crear una armada contra los turcos[8], a lo que
éstos se negaron por “contrafuero”. Finalmente llegaron a un acuerdo con el rey
aragonés y 60 de las 70 naves de aquellas batallas fueron gipuzkoanas. Voltaire
en su obra “Ensayo sobre las costumbres”, llama a Fernando de Aragón “el
furtivo”.
En 1484 se firmó,
sin embargo, un acuerdo desastroso con el rey falsario, los nabarros costeros
de Gipuzkoa y Bizkaia se sometieron a levas forzosas “contrafuero”, a cambio de
nuevos caladeros y puertos comerciales, pues se encontraban constreñidos ante
tanta hostilidad al libre comercio que interesaba a los vascos y que se recogía
en el régimen foral, pues las leyes peculiares y originariamente
consuetudinarias del reino de Nabarra o Fueros, se mantuvieron en la Nabarra
Marítima pese a la conquista. Las aduanas estaban en el interior con Castilla,
en lo que se llamó el “Cordón del Ebro”.
Este acuerdo arruinó la costa vasca para finales del
siglo XVI debido a las numerosas guerras en las que los españoles acostumbran,
aún hoy, a tomar parte.
Tal y como la anglo-canadiese Salma Huxley de Barkham
escribe: “Los viajes transatlánticos apenas supusieron problemas para los
vascos, debido a su avanzada experiencia previamente adquirida en el armamento
y aprovisionamiento de viajes durante el siglo XV. No únicamente los viajes a
Chester, Bristol, Cornualles e Irlanda, sino también a los de Flandes,
Mediterráneo y Canarias. Navíos al mando de maestres eran capaces de surcar el
Golfo de Vizcaya, bordear las islas de Oesasant y surcar las traidoras aguas
del “Canal inglés”, debían ser igualmente capaces de atravesar el Atlántico. La
brillante habilidad mostrada por Juan Sebastián Elcano en su circunnavegación
del Mundo fue fruto de una larga tradición marinera vasca y su hazaña no fue un
mero fenómeno aislado”.
En el siglo XVI el 90% de los barcos a América eran
vascos y el 100% de los de Flandes, siendo la vasca la principal flota europea.
En el siglo XVII la construcción naval pasa a ser encargo de la corona
española. Las carracas aparecieron en el siglo XV y las naos en el XVI, los
galeones vinieron después.
[1] Municipios y villas como los de Castro Urdiales,
Colindres o Limpias, se rigían por el Fuero de Bizkaia. Castro Urdiales fue ocupado y dada su carta de villa por el
propio Alfonso VIII. Perteneció a Bizkaia hasta el 4 de marzo 1471 cuando el
Señor de Bizkaia ordena que se separe, ocupaba hasta entonces asiento en
Juntas, y tratará de volver a entrar en el Señorío hasta el siglo XVIII, pero
Bilbao veía en él a un posible competidor y se negó constantemente. A pesar de
ello, el 10 de marzo de 1799, la hoy población cántabra, fue admitida por la
Junta de Merindades de Bizkaia. En su escudo municipal aparece, todavía hoy, el
árbol de Gernika.
[2] Bermeo era la capital de Bizkaia y donde estaba el
alcázar de su Señor y el castillo nabarro de control de entrada a su puerto,
Gaztelugatxe, que a su vez vigilaba el comercio de uno de los Caminos de
Santiago que discurrían por la costa bizkaina, con la ermita románica de San
Pelaio de Bakio como el mejor vestigio arquitectónico nabarro conservado.
[3] Probablemente todas ellas ya eran villas con Nabarra,
aunque de Getaria y Bermeo no se han conservado los fueros que les
otorgaría Sancho VI el Sabio, tal y como
afirma Orella Unzue en el caso de Getaria.
[4] Mikel Laburu, “De mare Vasconum”, de donde se han
tomado otros datos de este artículo. Edit, Pamiela.
[5] Es racionalmente contradictoria la diferencia que se
hace en la política española y/o su la visión de la historia,) por la que se
pueden reclamar soberanías sobre territorios colonizados hace 300 años y no
hace 500 años u 800.
[6] Gastón era a su vez Teniente Mayor del rey de Francia
Carlos VII, pero la casa de los Foix era independiente de Francia, lo mismo que
su reino y condado de Nabarra y Beárn, pese a tener numerosas posesiones en
Francia, independencia que incluso fue ratificada por el parlamento francés en
el año 1516. En concreto, Beárn era independiente desde Gastón III Febo
(1343-1391), según el historiador francés Pierre Tucoo-Chala.
[7] En 1514 se confirman en Burdeos los Fueros de Lapurdi
y Baiona. El vizcondado del Beárn y el reino de Nabarra en Baja Nabarra
terminan siendo integrados a la fuerza en Francia en 1620.
[8] La corona española no tendrá, según Caro Baroja, una
armada o marina de guerra, hasta Felipe V (principios del s.XVIII) como hemos
comentado en el anterior artículo, hasta ese rey, lo que se hacía era armar la
marina mercante en caso de guerra.
Artículo escrito por: Aitzol Altuna
Imágenes de los barcos: Publicación Bertan
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