COMO LOS BORBONES NO SON REYES DE NABARRA NI PRÍNCIPES
DE BIANA
El testamento de Enrique III de Nabarra y IV de
Francia, está en los archivos de Versalles. En él, el bearnés deja bien claro
que el Reino de Nabarra es de sus mayores y lo diferencia en el mismo, yendo la
sucesión legítima a Isabel de Albret y Foix, hermana de Enrique II el Sangüesino.
Información facilitada por Valentín Ciaurriz.
Manifiesto del rey Enrique III de Nabarra y IV de
Francia
En el año 1607, según un documento del Parlament
de Paris.A.N. Registre X1A-8646 Fº 43, Enrique III de Nabarra y IV de Francia decide no incorporar Nabarra, Bearne, Donezan y Flandes a la Corona francesa.
“(…) Y sin embargo la sincera afección que
nosotros portamos hace nuestra muy querida y amada única, y el cuidado de pagar a nuestros acreedores a los cuales nosotros y nuestro predecesores reyes de Nabarra y
duques de Vedome habíamos vendido e hipotecado varias partes y porciones del
patrimonio para poseer nuestra casa y futuro particular nosotros hemos retenido
declarar esta unión; al contrario por nuestras cartas patentesdel 13 de abril
de 1590 hemos ordenado que nuestro dominio antiguo tanto de nuestro reino de
Nabarra, soberanía de Bearne y de Donezan, país bajo de Flandes que nuestros
ducados, condados, vizcondados, tierras y señorías enclavadas en este reino fuese y permaneciese desunido, distraído y separado de nuestra corona de Francia sin poder entrar comprendido ni mezclado si no es ordenado más tarde, o que Dios nos halla hecho
esta gracia de darnos linaje y quisiéramos poder y a este fin para no cambiar el
orden y formas observadas en a conducta y mantenimiento de el nuestro dominio
habíamos declarado nuestra intención que fuese llevado y administrado por
personas distintas, así que como había estado antes de nuestro advenimiento a la
Corona. Y sobre las dificultades que nuestra corte del Parlamento de París
hacía de proceder a la verificación de dichas cartas.”
Negativa indiscutible de Louis de Bourbon (Luis
XIII de Francia e hijo Enrique III “el bearnés” o el “nabarro”):
El día 19 de septiembre del año 1610, Louis de
Bourbon efectúa públicamente en el parlamento de Nabarra-Bearne, su negativa incuestionable
e irrefutable, de aceptar el rango de príncipe de Biana. Dicho acto, le hizo
perder a él y sus descendientes, el derecho a posterior de ser monarcas de
Navarra. Por ello, “(…) Viéndose y cumplido las leyes
emanadas por la monarquía Nabarra, el rango de Príncipe de Biana que en la dinastía de los Albret. Es demostrable, que el rango de Príncipe de Biana obtenido por el monarca Enrique III de Nabarra, lo fue por herencia de su madre Juana de Albret, titular de la monarquía Nabarra”. (Internacional Court of Justice; The Hague, Netherlands, 9 page, May 2005.)
El llamado Tratado de Paz de los Pirineos se
produjo después de 24 conferencias llevadas a cabo entre Luis de Haro (familia
de los traidores a Nabarra) y el Cardenal italiano Mazarino en 1659 (que era la
persona que realmente mandaba esos años en Francia, la primera potencia mundial
para entonces); el Tratado fue ratificado por el compromiso matrimonial
contraído entre el rey Luis XIV de Francia, “el rey Sol” (nieto de Enrique III
“el bearnés”), y la infanta española Mª Teresa hija del rey Felipe IV de España
(primo-hermano suyo por doble línea).
Fue Monseñor de Olce el obispo que ofició la boda
en la iglesia de Donibane Lohitzune o San Juan de Luz -en poder de Francia-, cuya puerta de salida
se tapió para que nadie más pasara por ella. Para sellar el pacto-boda, se
celebró por poderes en la
Iglesia de Hondarribia -en poder de España- una segunda
ceremonia.
En el mismo tratado, el rey de Francia, que
también lo era, supuestamente, de Nabarra, renunció a sus derechos sobre el
viejo reino y aceptó la actual frontera pirenaica, pero siguió usando el título
de “rey de Francia y Nabarra” hasta casi la Revolución Francesa.
El primer Borbón en gobernar España, Felipe V de
Anjou tras una lucha por lo corona, en el Tratado de Utrecht de 1714 que puso
fin a la sucesión dinástica, renunció ante su abuelo el rey Luis XIV de Francia
a sus posibles derechos sobre las coronas de Francia y Nabarra para ser
reconocido como rey de “las Españas”, aunque estos supuestos derechos eran
inexistentes en el caso de Nabarra, separados ambos reinos por su tatarabuelo
Enrique III “el bearnés”, siendo la soberanía francesa como la española una
simple invasión y colonización para ambos reyes, que no les daba derecho
sucesorio alguno.
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