Si bien solemos recordar de manera especial a Gernika, otras ciudades, como Eibar, Elgeta, Elorrio, Irun y Durango, también fueron víctimas de los bombardeos acaecidos entre marzo y abril de 1937.
La guerra trajo muerte y destrucción, llevó a la muerte de personas tan valiosas como Aitzol, Lauaxeta, Martín Lekuona y sumió otras voces en un forzoso silencio.
Al silencio se le sumó la manipulación de lo sucedido desde el poder ejercido de quienes se impusieron con la fuerza de las armas. El objetivo era convertir en victimario al pueblo vasco. Si bien el gobierno alemán reconoció su participación en el bombardeo de Gernika, aún hoy se espera de parte del Estado español que ponga a la luz la verdad de los hechos.
Pero es la memoria del pueblo vasco la que cada año rescata hechos como los sucedidos durante la llamada Guerra Civil Española y la dictadura en la que se prolongó. Como vascos y vascas de la diáspora, hacemos también memoria, porque la memoria no es sólo recordar sino también aportar justicia y luz a uno de los períodos más oscuros de la historia vasca.
Pero es la memoria del pueblo vasco la que cada año rescata hechos como los sucedidos durante la llamada Guerra Civil Española y la dictadura en la que se prolongó. Como vascos y vascas de la diáspora, hacemos también memoria, porque la memoria no es sólo recordar sino también aportar justicia y luz a uno de los períodos más oscuros de la historia vasca.
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