Uno de los momentos fundamentales de
Rescatamos del diario Deia (http://www.deia.com) lo que nos dice a los lectores y lectoras, la pregonera Virginia Berasategi sobre sus propias vivencias:
"Juro que no era consciente de lo que impone salir al balcón del Arriaga hasta que se abrieron las puertas de la balconada y vi a la gente allí abajo. Es que me emocioné al comprobar que podía ver sus caras y las reacciones a mis palabras. Lo cierto es que yo no soy consciente de que estuviera nerviosa y, en los momentos previos a salir al balcón, repasé en alto el pregón. Me han dicho que me temblaba la mano, pero de verdad que no me di cuenta. Ahora que... cuando fui a hablar, cuando vi que ya era el momento de comenzar el pregón, me dije... ¡Hos...! Pero ¿dónde está mi voz? Quería darlo todo, estaba emocionada, y no lo pude disimular. Quería que la voz me saliera clara para poder leer el pregón con claridad, pero luchaba contra las emociones que me subían desde la punta del ombligo y me recorrían todo el cuerpo hasta agarrotar mis cuerdas vocales. Yo, que estoy acostumbrada a pegarme unas palizas, a tener la cabeza fría y dominar la concentración... yo que estaba en mi casa, con mi gente... yo que....¡Qué narices, para esto no hay entrenamiento! No se puede describir lo que sentí vistiéndome de amarillo y estando ante la gente que siempre me ha apoyado tanto todos estos años de competición. Mi deseo era demostrarles la inmensa gratitud que siento hacia ellos. Y espero que así lo hayan entendido, aunque la voz me jugara una mala pasada."
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