En
1415 dos importantes funcionarios del reino de Navarra -Martín de San Martín y
Machín de Zalba, secretario y tesorero real, respectivamente- intercambiaron
una breve correspondencia con motivo de una consulta de índole económica que el
primero hizo al segundo.
Una breve frase del de San Martín y la mitad de la respuesta del de Zalba, fueron escritas en euskera, lo cual confiere gran importancia al documento.
No
solo por su valor lingüístico en sí mismo (se trata de las cartas en euskera
más antiguas de las que se tiene noticia) sino por el rango social de los
autores -lejos de los estereotipos que vinculan la lengua vasca exclusivamente
a las clases más humildes- y por el nada desdeñable hecho de que fue
precisamente la parte más técnica de la respuesta la que Machín de Zalba envió
a su colega en euskera.
Posiblemente la rareza del testimonio -único en su
género y conservado por un capricho de la historia- no sea óbice para aventurar
que en los círculos de la corte navarra de la época la lengua vasca bien pudo
estar más presente de lo que la ausencia de otras pruebas parecería sugerir.
Por
Gorka Lekaroz
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