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jueves, 22 de diciembre de 2011

COMO TODOS LOS AÑOS, LLEGA PARA ESTAS FECHAS EL OLENTZERO


En este caso, antes de comentar sobre la trascedencia y forma de celebrar, compartiremos unas imágenes tomadas por Koldo y Maite en la Ikastola Aresketa, en Araba, de la que esta última es andereño (señorita). Las imágenes sin duda transmiten el "clima" que se vive por estos días.



Al finalizar la serie de fotos los invitamos a continuar la lectura de esta nota, consistente en un comentario general, La narración de la "leyenda" del Olentzero, y la propuesta de una página a través de la cual verán, se tiene acceso a juegos, lecturas y canciones tradicionales.


Vemos en este caso la llegada de Olentzero con sus acopañantes

a la ikastola donde lo estaban esperando los nenes y nenas de allí.









Una vez en la ikastola Olentzero aguarda a los

nenes y nenas que irán pasando de a uno.






Vemos en este caso a algunos de los muchos nenes y nenas

que estuvieron con el Olentzero ese día.








ZORIONAK !!!! ¡¡¡ FELICIDADES !!!

Para conocer más sobre el Olentzero

es interesante saber más sobre él;

¿no les parece?




Se acerca el tiempo de las Fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Es por esta razón que hoy queremos compartir con ustedes la historia del Olentzero, el personaje tradicional de la Navidad vasca y les invitamos a visitar la página http://www.komunika.net/olentzero/castellano.htm . En ella encontrarán una dirección para que los nenes y nenas de la casa hagan el envío de sus cartitas al Olentzero, juegos y canciones tradicionales de Navidad, además de lecturas referidas al tema.




LA LEYENDA DEL OLENTZERO


Hubo una vez, hace muchos muchos años, en los profundos bosques del País Vasco, un hada muy hermosa viviendo allí. Su cabellera era amarilla como el sol y sus ojos eran muy brillantes. Como todas las hadas, ella cuidaba de la gente y siempre estaba acompañada por algunas criaturas pequeñas y divertidas, como los duendes, llamados Prakagorri, o "pantalones rojos", que la ayudaban en su trabajo.



Un día, cuando ella iba viajando a través de las montañas, se detuvo para peinar sus cabellos junto a una fuente. De repente, los Prakagorris le anunciaron que algo se estaba moviendo entre los helechos. El hada continuó peinando y peinando sus rizados cabellos y no se dió cuenta de nada hasta que los Prakagorris gritaron llamando su atención. "Es un bebé humano" dijo el más viejo de los duendes. "¿Por qué lo dejaron aquí?" dijeron todos los Prakagorris a coro. "Yo no sé" dijo el hada, "es difícil de comprender como los humanos pueden ser tan desalmados algunas veces."


"Desde ahora," le dijo el hada al bebé, "tu nombre será Olentzero, porque es una cosa maravillosa haberte encontrado. Y por este acto te daré los regalos de Fuerza, Coraje y Amor, por todo el tiempo que tú vivas." Entonces el hada tomó al bebé y lo llevó a una vieja casa en el límite del bosque donde vivían un hombre y su mujer que no tenían niños.



"Ellos estarán muy, muy felices de recibir este chico y lo cuidarán muy bien, lo sé" dijo el hada, y ella dejó al niño allí en frente de la puerta. Muy temprano en la mañana, cuando el sol comenzaba a levantarse, el hombre salió de la casa para ordeñar a las vacas. Se sorprendió mucho al ver al bebé, y llamó a su esposa: "¡Mi amor, ven aquí rápidamente! ¡Ven a ver lo que he encontrado!" Tal como el hada lo había predicho, el hombre y la mujer fueron muy, muy felices al encontrar a este chico. "Qué afortunados hemos sido!", dijo la mujer. E inmediatamente cubrieron al niño con una cálida frazada y le dieron algo de comida, y lo tomaron como su hijo.



Y así fue como Olentzero llegó a crecer en aquellas maravillosas montañas, hasta que se convirtió en un fuerte, saludable y amable hombre. Sus padres fueron muy felices y Olentzero no estaba en absoluto preocupado por la extraña forma en la cual sus padres llegaron a encontrarlo.



Olentzero trabajaba todos los días de la mañana a la noche, haciendo carbón y ayudando a su anciano padre. Después de muchos años, la anciana pareja quienes habían sido los amorosos padres de Olentzero finalmente murieron y Olentzero se quedó muy solo en la casa en el bosque.



Los años vinieron y se fueron y su cara comenzó a arrugarse y su cabello comenzó a ponerse blanco.



El vivir solo lo volvió triste y se dió cuenta de que lo que necesitaba hacer era ayudar a otras personas que lo necesitaban. Recordó que en el pueblo había una casa en la cual vivían algunos niños que no tenían padres. Vivían de cualquier cosa que la gente del pueblo les llevara, y Oletzero se dió cuenta de que esos niños eran muy solitarios, justo como él, y de que él podría hacer cosas para ellos de modo que fueran felices.


Olentzero era muy inteligente y muy bueno haciendo cosas con sus manos, de manera que hizo algunos juguetes de madera para aquellos niños: pequeños juguetes y muñecas, que el podría llevar a los niños cuando fuera al pueblo a vender su carbón.



Cuando él terminó las muñecas y muñecos, los puso en una gran bolsa, puso la bolsa sobre su burro, y marchó hacia el pueblo. Olentzero se sintió muy feliz por dentro aquel día, y sus ojos refulgieron con mucha brillantez.


Le tomó toda la mañana caminar a través de las montañas hasta llegar al pueblo, pero estaba muy feliz. Sonreía como si estuviera en un sueño, porque iba a llevar a los niños los juguetes que él había hecho.



Los niños pequeños del pueblo estuvieron muy felices también cuando recibieron sus regalos, y Olentzero se pasó la tarde jugando con ellos y contándoles las historias que había aprendido de su padre cuando él era pequeño. Los niños y niñas amaron mucho a Olentzero y después de aquel día no se sintieron tan solos como antes. Olentzero se volvió muy conocido en aquel pueblo. Cada vez que él se acercaba, rápidamente era rodeado por los niños.


Esto sucedió por muchos hermosos y felices años, pero una vez hubo una terrible tormenta en el pueblo y en las montañas de la periferia, la cual destruyó muchas cosas. Los fríos, fuertes vientos y el sonido de los truenos dejaron a la gente muy asustada y trastornada, especialmente a los niños.


Un día, cuando Olentzero estaba yendo al pueblo, vió un rayo alcanzando a una casa. Corrió muy rápido hacia la casa y vió algunos chicos en una de las ventanas, muy asustados, gritando y pidiendo ayuda. Llegó hasta la casa, que estaba en llamas, cubrió a los niños con una manta para protegerlos del fuego, y los sacó de la casa a través de una ventana.



Pero mientras él estaba tratando de salir, una viga de madera vieja y grande del cielo raso cayó sobre él. Olentzero cayó con gran dolor, y su fuerte y hermoso corazón se detuvo. Las personas en el pueblo lloraron cuando vieron la casa en llamas, y supieron lo que había ocurrido, y se dieron cuenta de que no había nada que ellos pudieran hacer.


Pero en ese mismo momento fueron sorprendidos por una brillante luz que salía de la casa en llamas. Nadie podía ver lo que estaba ocurriendo adentro. Pero dentro de la casa, el hada que había encontrado a Olentzero en las montañas, cuando él era un bebé muchos años atrás, apareció junto a Olentzero y comenzó a llamarlo por su nombre con su dulce voz: "¡Olentzero! ¡Olentzero!"·



Ella dijo: "Olentzero, tú has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas. Por lo tanto no quiero que te mueras. Yo quiero que vivas para siempre. De ahora en adelante tú harás juguetes y otros regalos para los niños de este pueblo y de todos los rincones del País Vasco."


"¡Y nosotros te ayudaremos!" dijeron todos los Prakagorris, volando alrededor de Olentzero.


Y así fue como vino a pasar que, en la mitad de cada invierno, al final de cada año, Olentzero va a todos los pueblos del País Vasco repartiendo juguetes y regalos a los niños. Los niños de todos los pueblos celebran la llegada de Olentzero cantando canciones y esparciendo su mensaje de amor, fuerza y coraje. Algunas personas no creen que Olentzero realmente exista. Pero entre los vascos hay un viejo dicho:



"todas las cosas que tienen un nombre existen, si nosotros creemos que existen".

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