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sábado, 7 de julio de 2012

ORIGENES DEL CULTO A SAN FERMIN
Por Aitzol Altuna

La leyenda del Santo aquitano San Saturnino (o San Cernín) y la de su discípulo pamplonés convertido en cristiano San Fermín (Pamplona, ca. 272 – Amiens, 25 de septiembre, 303), que supuestamente cristianizaron Pamplona y su comarca en el siglo III, son apócrifas, es decir, falsas.

Extracto de la Wikipedia (con correcciones sobre todo de anacronismos como el uso de “Francia” o “Navarra”): “Según las Actas de Surio, Saturnino predicó en la Aquitania I romana durante el Consulado de Gracio y Decio en el siglo III. En Toulouse convirtió a Honesto, quien se unió a él en el trabajo de misionero; en Carcassonne el prefecto Rufino los encarceló, pero fueron liberados por un ángel.

Honesto fue a predicar a Pompaelo (la actual Pamplona, la Iruña baskona). Tras debatir con el senador pagano Firmo, hizo llamar a Saturnino. Saturnino y Honesto convirtieron y bautizaron a varios paganos de la ciudad, entre ellos al senador romano Firmo y a su esposa (bautizados por el propio Saturnino) y el hijo de ambos,
Fermín.

Bajo la tutela de Honesto, el joven Fermín aprendió la religión y el arte de la prédica. A los 18 años fue enviado a Toulouse, donde sería Ordenado sacerdote. Tras predicar entre los baskones, marchó a la Galia, donde se asentó en Amiens (al Norte). Habiendo organizado la construcción de la iglesia local, fue nombrado obispo a los 24 años. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica. Fue decapitado a los 31 años de edad.

Su culto hay que remontarlos al año 1186 cuando el obispo pamplonés Pedro de Artajona pidió una reliquia al prelado de Amiens de donde le mandaron la cabeza de Fermín, encontrada milagrosamente 615 años después de su muerte por San Salvio.

Los testimonios históricos fiables de su culto en Pamplona datan del siglo X, cuando se instalaron numerosos pobladores gascones, aquitanos y francos, que construyeron una iglesia bajo su advocación y a su alrededor se formó uno de los tres barrios importantes, el llamado Burgo de San Serenín o de San Cernin. Frente a la puerta de dicha iglesia hay una plancha de bronce que está tapando un pozo. Se cuenta que San Saturnino bautizó con el agua de ese “pocico” a los primeros cristianos pamploneses, incluido San Fermín".
Carlos Segura Eguzkitza (SET. 2011 “¿7 de julio San Fermín?”): “La primera vez que se celebraron siete días de fiestas fue al final del verano de 1324 por privilegio del rey de Navarra Carlos I (“el Calvo”, de la Casa Francia, y en el año 1381 Carlos II Evreux dio otro privilegio para celebrar la feria franca, ferias donde se mezclaban las antiguas tradiciones paganas con el sincretismo cristiano y con la simple feria o mercado franco). Posteriormente y pasados unos cuantos años, quedaron fijados como fiestas, oficialmente, el día 25 de septiembre, festividad de San Fermín, obispo y mártir, copatrón de Pamplona junto a San Saturnino como es sabido, de este último la fiesta se celebra el 29 de noviembre. Así continuó durante muchísimos años hasta ser conquistados y masacrados en 1512 por los castellano-aragoneses. Pasados tres años de su conquista, decidió el invasor cambiarnos de fecha las fiestas, argumentando con el pretexto del tiempo, pasarlas a julio.

A priori la idea no parece tan mala, pero lo que verdaderamente resulta una humillación más a los navarros es que el día de julio que eligieron no fue un día cualquiera, sino que da la casualidad de que eligieron el día 7 de julio, coincidente con el mismo día que las Cortes de Castilla en Burgos y sin tan siquiera un navarro presente en el acto, se añadieron a su botín oficialmente el Reino de Navarra”.

En 1657 el Papa Alejandro VII proclamó tanto a San Fermín como a San Francisco Javier patronos de Navarra. San Fermín es patrón también de Amiens y de Lesaka (cuna del mito del genti- pagano de Olentzero).

La famosa canción de los San Fermines de Pamplona (uno de enero, dos de febrero…), la copió su autor, el pamplonica Baleztena (inventor delRiau-riau, 1887-1972), de la melodía de Olentzero y de la músicatradicional (tocada con la alboka) de "Artolak Dauko".

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