Elegimos el nombre ASKATASUNAREN BIDEA por ser el de la libertad un valor fundamental para el pueblo vasco, que compartimos plenamente. Valor fundado en el respeto, la solidaridad, el diálogo y el compromiso surgido del amor hacia el pueblo del que nos reconocemos parte.

San Miguel, provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Para comunicarte con Askatasunaren Bidea podés escribirnos a askatasunarenbidea@gmail.com

PARA ACCEDER A LAS NOTAS ANTERIORES , bastará con clickear en "entradas antiguas", seleccionar un mes, y a partir de allí la nota que se desea leer.

miércoles, 24 de octubre de 2012

LA VESTIMENTA TRADICIONAL VASCA

Fotografía de familia vasca en el baserri.
Fotografía : https://dantzan.eus/kidea/dugunadt/baserritar-jantziak

El presente artículo fue tomado de Euskonews y se trata de un muy clarificador trabajo que permite poner en claro ciertos conceptos y conocer el traje tradicional vasco, así como su evolución. La claridad de la exposición entendemos que es lo que lo hace tan interesante. Por ésto se los proponemos para su lectura. 

Con una mirada desde la diáspora de la Argentina, sentimos que cuesta poco imaginar a esos primeros vascos y vascas llegados a la pampa (llanura) argentina, vistiendo sus vestimentas tradicionales, las que en algunos casos continúan siendo parte de la indumentaria de trabajo de los hombres de las zonas rurales.Al finalizar la nota, les proponemos hacer una comparación entre ambas. 


EL TRAJE DE BASERRITARRA 

Por Ane Albisu
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
En varios festejos que se celebran a lo largo del año, tales como las Fiestas Vascas que en breve tendrán lugar en diversas localidades, existe la costumbre, ampliamente extendida por toda Euskadi, de vestirse de baserritarra, aunque recibe otras muchas denominaciones; en el caso de las mujeres, por ejemplo, artzai andre, amona o neska.

Las características de este traje, salvando las "innovaciones" introducidas durante los últimos años -de las cuales hablaremos más adelante-, son en general prácticamente iguales en todo el territorio, por lo que no cabe hablar de una indumentaria local, sino del traje de todos los vascos. Precisamente éste vendría a ser su rasgo principal.

No por haber empezado desde el final vamos a omitir la historia de este traje. Pese a recibir el nombre de traje tradicional -que, de hecho, consideramos necesario-, cuenta con su propia historia, si bien corta, ya que no supera los cien años.

Como más adelante veremos, no son lo mismo la indumentaria de los baserritarras que el traje de baserritarra; por lo que conviene aclarar el sentido de cada término. En este caso, y dado que la presente exposición es un resumen de las aportaciones de una investigación, se considera muy importante esta diferenciación para entender lo que ha ocurrido durante los últimos años con este traje.


El traje tradicional y la indumentaria tradicional


En términos generales, podemos afirmar que la indumentaria está formada por una variedad de ropajes que no tienen por qué ser iguales entre sí. En cualquier caso, es indudable que para poder integrarse en el conjunto tienen que compartir ciertas similitudes.

Por su parte, llamaremos traje a las prendas que se visten para ocasiones especiales (fiestas, celebraciones...). Su característica principal es la semejanza entre todos ellos, que incluso podemos llegar a catalogar como uniformes.

Digamos que los trajes que han llegado hasta nuestros días, aquéllos que nos ponemos en fiestas, danzas u ocasiones especiales, son tradicionales por el hecho de haber sido consolidados por la costumbre o la repetición, y por estar compuestos de materiales y ropas del país. Por tal motivo, constan de elementos, colores y medidas concretas. Se abre así otra perspectiva ante nosotros, que sería la del entorno de los trajes utilizados en los bailes u otro tipo de rituales. Comparten una serie de rasgos que, si bien en algunos casos pueden tener su origen en modas o formas de vestir de una determinada época, a lo largo de los años han llegado a conservar su esencia. Uno de sus máximos valores sería, por tanto, su invariabilidad.

Hace unos meses escribí en esta misma revista un artículo sobre la evolución de los trajes de danza, y en él explicaba cómo y dónde podían ser clasificados.

Sin embargo, cuando nos referimos a la indumentaria tradicional, nos fijamos en cómo se presenta la sociedad con los trajes que ha llevado durante largos años -y con otros llegados de la mano de las modas-. Los atuendos comparten unas determinadas características, y están realizados con materiales y prendas locales, sin olvidar la presencia de las vestimentas que habían estado de moda o que habían quedado anticuados. Por lo general, y por diferenciarlos, podemos clasificarlos frente a la moda urbana, si bien muchas veces resulte difícil trazar una línea divisoria entre ellas.

Pero este tipo de atuendo no ha llegado a mantenerse entre nosotros. Se podría decir que la característica indumentaria que los campesinos, pescadores y trabajadores de otros oficios han lucido durante años, con apenas unos pocos cambios, han desaparecido hacia mediados del siglo XX. Es difícil concretar las circunstancias temporales y espaciales de tal pérdida, pero, a pesar de que el uso de diversos trajes se haya prolongado hasta la actualidad, ningún sector social conserva ya aquella vestimenta civil. También hoy día tenemos entre nosotros diversos tipos de indumentaria, pero no cabe relacionarlas con una determinada cultura o forma de vida. Si fuéramos hacia el Este, a África o Sudamérica, veríamos que, en cuanto a la vestimenta se refiere, se encuentran en la misma situación que nuestro país hace un centenar de años.

Y es que para el siglo XX -y, en opinión de algunos, incluso antes-, los distintivos atavíos que todavía hoy podemos observar en determinadas culturas habían desaparecido en la sociedad occidental. A partir de la Edad Media, la moda, caracterizada por su versatilidad -que nada tenía que ver con la que hoy conocemos-, se fue extendiendo por todos los países occidentales. Lo cual no significa que no hubiera diferencias entre los niveles sociales, profesiones o países, pero, al influir tanto mutuamente, resultaba muy difícil especificar la indumentaria que caracteriza a un entorno y cultura determinados.

Los datos que disponemos sobre nuestra vestimenta desde la Edad Media hasta la actualidad, además de ser escasos, tampoco es que sean muy útiles. Mucha de esa información nos ha llegado a través de escritos o documentos gráficos elaborados por viajantes que pasaban por nuestro país, aunque también contamos con datos facilitados por gente de aquí mismo, claro está. En cualquier caso, pese a la valiosa información que nos proporcionan los grabados e imágenes de aquellos tiempos, no son tan fidedignos como las fotografías, ya que induce a pensar que los dibujantes reflejaban con frecuencia su propio punto de vista -como en algunos casos se ha llegado a comprobar-. Por tal motivo, no sería nada conveniente que nos fijáramos exclusivamente en esas fuentes de información. A pesar de que se han realizado numerosas investigaciones, todavía queda mucho por aclarar con respecto a la historia de nuestra vestimenta.

Por tanto, así como tenemos que saber diferenciar entre traje e indumentaria, hemos de especificar a qué se atiene la categoría de tradicional, para de tal forma ubicar de alguna manera los trajes que en el panorama actual se vienen a llamar vascos.


El traje de baserritarra y la indumentaria baserritarra


Como consecuencia de todo lo anterior, podemos observar que, con la llegada del siglo XX, la indumentaria de los baserritarras empezó a desaparecer, y que, a pesar de que la gente mayor seguía vistiéndola, terminó por imponerse lamoda urbana. Este fenómeno no sólo tuvo lugar en Euskal Herria. La moda fue, gracias a la consolidación de la industria y de los medios de comunicación, uno de los fenómenos más importantes del siglo pasado. Lo que hasta entonces estaba al alcance de unos pocos, empezó a resultar más accesible para el resto de la gente, a merced de las prendas producidas en fábricas y a los figurines de las revistas.


En el siglo XIX, con la proliferación en el país de las fábricas, muchos baserritarras empezaron a trabajar en ellas -al igual que hoy en día-, la mayoría de las veces sin abandonar las tareas del caserío. Por tal razón, los jóvenes de nuestros caseríos presentaban para 1940 una indumentaria de calle -salvo en el trabajo-, ligada a la moda urbana. En aquella misma época surgió en nuestro país un fuerte movimiento político y cultural, que veía que la salvación de nuestras peculiaridades culturales dependía de la supervivencia del caserío. Al hilo de esta corriente, a comienzos del siglo XX algunos empezaron a ver la callecomo un camino a la perdición de tales características. Dada la gran desvinculación con respecto a la tradición, durante la segunda mitad del siglo XX tuvimos unas enormes pérdidas en lo referente a los trajes e indumentarias tradicionales. En varios países de Europa, por el contrario, dominó la tendencia a conservar las tradiciones; no tenían nada parecido a la distinción vasco parlante/castellano parlante que aquí se hacía entre calle/caserío. Precisamente aquí reside la clave del problema que aún pervive. Por eso nos ha llegado nuestro patrimonio tan exiguo y totalmente transformado al siglo XXI.

A mediados del siglo XX, en nombre de la cultura empezaron a reivindicarse la ciudad y la modernización, y varios sectores, haciendo frente al movimiento precedente, decidieron menospreciar todo lo tradicional.

De este modo, pese a los esfuerzos que se han realizado por recuperar aquellos aspectos que el franquismo llevó o estuvo al borde de la desaparición, no se les concedió la debida importancia al Folklore y a cuanto le rodeaba. Si a ello le añadimos el perjuicio ocasionado por la estética tipo "souvenir" desarrollada a lo largo del siglo XX, veremos que la catástrofe que se ha producido en este ámbito es bastante más grave de lo que muchos se imaginan. Tan grave es, que además de no conceder la más mínima relevancia a nuestro traje, con frecuencia incluso hallamos posturas opuestas entre muchos de nuestros activistas culturales.

En esas circunstancias brevemente expuestas ubicaría nuestra indumentaria durante los últimos cien años.

Para empezar, decir que en las Fiestas Vascas de hace cien años, la vestimenta, al igual que otras manifestaciones culturales, ocupaba un destacado lugar. La indumentaria campesina se convirtió en modelo de nuestro vestuario tradicional. Así, en estos días señalados, los jóvenes conseguían prendas de los baserritarras, o se hacían copias de ellas, para adoptar el aspecto de auténticos baserritarras.

Y es que esta indumentaria simbolizaba otros cuantos valores que estaban a punto de perderse. Buen reflejo de ello lo encontramos en un fragmento de la obra de Txomin Agirre:

“Naigabe aundia ematen dit neri onek; urietako euskaldunak danak ez baña askotxo, azaletik dira euskaldun (…). Urietan izurri txarra dago euskerarentzat: urietan jazkera zarrarekin batera joan zitzaizkigun oitura zarrak eta jazkera berriakin batera datozkigu erdera, (…)Baserritarren artean, abarkadunen artean daude Euskalerri barruko euskaldunik egiazkoenak”.

[“Me disgusta profundamente que, aunque no todos, muchos de los vascos de las ciudades sean vascos tan sólo superficialmente (...). Corren malos tiempos para el euskara en las ciudades, donde las viejas costumbres desaparecieron junto con la antigua vestimenta, y la nueva indumentaria trae consigo la lengua castellana (...). Los vascos más vascos de Euskal Herria se encuentran entre los baserritarras que visten abarcas”] GAROA- ARANTZAZU, 1956,pág. 79.

Si analizamos la prensa de aquel momento, veremos que los artículos que recogen el parecer de los ciudadanos expresan que los verdaderos guardianes de la esencia vasca son el entorno rural y los baserritarras. Pero no pueden disimular su desprecio hacia ellos. De hecho, cuando los ciudadanos retratan a los baserritarras, lo hacen caricaturizando su imagen.

Por lo tanto, es el traje de baserritarra, y no el que se usaba para los bailes u ocasiones especiales, lo que se vestía en las primeras Fiestas Vascas y romerías, en una especie de revaival. Hay que señalar que se trata de un acto de tipo conmemorativo, que nada tiene que ver con disfrazarse. No se trata de transformar el aspecto, sino de acicalarse a la antigua usanza.

Varios modelos del modo de vestir de los campesinos a principios del siglo XX.

Varios modelos del modo de vestir de los campesinos a principios del siglo XX.

Jóvenes en una romería, en 1927

Jóvenes en una romería, en 1927. La indumentaria de los campesinos va en camino de convertirse en traje de baserritarra, pero las ropas mantienen sus diferencias entre sí. KUTXA FOTOTEKA.
Con el paso de los años, la costumbre se fue extendiendo, y vestirse al modo de los baserritarras llegó a convertirse en una tradición. De este modo, lo que eraindumentaria pasó a ser todo un traje.

Año 1935.

En esta fotografía de 1935 podemos observar tanto el proceso de uniformización como el aire urbano de quienes vestían el traje. KUTXA FOTOTEKA.
Por otra parte, en lo que a las características del traje se refiere, básicamente se atuvieron al modelo antiguo, pero introduciendo modificaciones. En efecto, dicha costumbre empezó a arraigarse porque los jóvenes, pese a pertenecer al ámbito rural, seguían la moda urbana; por eso eran los trajes de color oscuro. Si nos fijamos en los trajes de mediados de siglo, veremos que hay poca diferencia entre ellos.


Las características generales del traje de baserritarra

Año 1950
En esta imagen tomada alrededor de 1950 podemos observar que si bien se ha alejado de la manera de vestir originaria, mantiene sus rasgos fundamentales: la longitud de la falda, el uso del pañuelo en el caso de las mujeres, y del blusón, abarcas y txapela en el de los hombres. RAFA ALBISU.
MUJERES

Abarcas o alpargatas como calzado. Enaguas y falda roja por debajo. Por encima, generalmente, una falda de tela negra o azul marina, de algodón, de motas blancas. Antes se llevaba a la espalda un elegante mantón, que ha ido sustituyéndose por un paño en blanco y negro, parecido al que se lleva en la cabeza. Además, un manto o "toquilla" de lana, y un delantal negro que ha ido reduciendo su tamaño (en un principio solía ser de algodón o de satén, y luego de raso). En la cabeza, un pañuelo.

HOMBRES

Abarcas y calcetines de lana en los que se recogen los bajos de los pantalones. Pantalones milrayas (claros o oscuros). Blusón milrayas, milcuadros o de satén negro y camisa blanca, y, en ocasiones, jubón o chaleco. El traje se completa con txapela y cinturón.

Posteriormente, el traje se vio profundamente transformado (especialmente el de las mujeres). Con la revolución de las nuevas fibras en el siglo XX, y el auge de los negocios de fabricación y venta de los trajes, desbancando por completo a la manufactura, los trajes de baserritarra empezaron a ser confeccionados en fábricas, generalmente con fibras sintéticas. También las medidas de los trajes cambiaron. Con todo, y dado el escaso conocimiento que se tenía de nuestras tradiciones, hacia 1990 estos trajes evolucionaron considerablemente.

Los cambios producidos en los 25 últimos años del siglo

Hacia finales de siglo, se impulsó una "campaña" en contra del pañuelo de la cabeza. Basándose en el aspecto de los campesinos actuales, empezaron a calzarse botas de monte, en lugar de abarcas o alpargatas. En otras ocasiones, vestían de calle y se ponen la txapela o el pañuelo anudado al cuello… Empezaron a utilizar varios elementos del traje de baserritarra. ANE ALBISU.
A raíz de la confección de los trajes en las fábricas, la calidad de las telas se vio modificada -se empezaron a usar el tergal y el raso-, y las modas empezaron a hacer su efecto. Las "novedades" más significativas se introdujeron en los trajes de las mujeres. A continuación señalo algunas de ellas (podría citar muchas más):

MUJERES

Como calzado, botas de monte en lugar de abarcas. Faldas cortas y de poco volumen. Un uso cada vez más escaso de la falda roja, como también del pañuelo. Se empezaron a ver cosas muy curiosas: el pañuelo de la cabeza empleado como cinta, el manto de lana anudado a la cintura, o el pañuelo puesto encima de este manto que se lleva cubriendo la espalda. Los pequeños delantales (similares a los que emplean los camareros de los restaurantes)…

HOMBRES

Blusones de raso, pantalones vaqueros, botas de monte, el vellocino por encima del blusón…
Por otra parte, sin poder llegar a entender el sentido de los trajes, empezamos a ver mujeres vestidas de hombres, y hombres vestidos de mujeres.

Este traje, además, a diferencia de otros, se extendió por toda Euskadi, e incluso por todos los rincones del mundo donde hubiera euskaldunes, para llevarlo en todo tipo de celebraciones: en Navidades, en Fiestas Vascas, en los bailes, en las fiestas del pueblo… Como decía, no atravesaba muy buenos momentos hacia finales del siglo XX.


Por aquel entonces, sin embargo, se puso en marcha el proyecto Atondu, en el que participo. Esta iniciativa persigue dos objetivos. Por una parte, dignificar, de alguna manera, el traje de baserritarra. Garantizar el mantenimiento de las características que reunía en sus orígenes. Por otra parte, y dado que ya habíamos investigado las particularidades de la indumentaria de los baserritarrasdel siglo XIX, basarse en ella para crear nuevos modelos, siguiendo una serie de criterios .

Postales elaboradas por la iniciativa Atondu de la entidad IKERFOLK
Postales elaboradas por la iniciativa Atondu de la entidad IKERFOLK.


Gracias a las conferencias que hemos ido impartiendo, y a la información repartida en varias ikastolas y casas de cultura, pusimos en marcha este proyecto, que ha tenido diversas consecuencias. Pese al trabajo de otros colectivos que empleaban nuestros mismos criterios, dada la prevalencia de la ignorancia y de la falta de respeto a esta rama cultural, se empezaron a ver malas copias de estos trajes, consecuencia de la falta de conocimiento, y varios talleres de costura, tiendas y fábricas se dispusieron a producir este tipo detrajes nuevos. Por este motivo, se confeccionan diversos trajes a los que pretenden dar la categoría de indumentaria típica, pero son ropas que no se asemejan ni a los de hace cien años, ni a los que, a lo largo del siglo XX, llegaron a convertirse en tradicionales trajes de baserritarra. La mayoría de las veces, la gente se basa exclusivamente en antiguas fotografías de blanco y negro, sin disponer de otros datos igualmente necesarios: el color de los tejidos, las telas que se empleaban, las medidas, la parte trasera (que por lo general las fotografías no recogen)... Los resultados distan muchísimo de los modelos. Lamentablemente, hemos podido comprobar que es un hecho que trae sin cuidado tanto a los compradores como a los vendedores.

En el párrafo anterior hemos descrito muy sucintamente la situación actual de este traje; no sabemos si merece la pena prolongar esta presentación, ya que cualquiera puede observar lo que está sucediendo en nuestras fiestas. El problema, sin embargo, es más profundo. Los que fabrican estos trajes sin disponer de una información básica no se dan cuenta de que la vestimenta, al igual que la lengua, las danzas o la música, es una parte muy importante de la cultura de un país, y que está provocando un gran daño. Y esto sucede porque en este campo, a diferencia de otros, existe una gran ignorancia. Dado que durante años no se le ha concedido ninguna importancia, se ha prescindido de las hondas investigaciones, y únicamente se atienen al criterio de la belleza del traje.

Por lo tanto, y ya para terminar, diremos que a pesar de que durante estos últimos años la situación ha cambiado enormemente, y en nuestras fiestas podemos ver trajes diversos y "bonitos", el movimiento que se ha creado alrededor del negocio y de las ganas de "querer ser diferente" no colabora, en nuestra opinión, a la difusión del auténtico trabajo de investigación que estamos desarrollando en torno a este tema. En una palabra, que flaco favor le hace a nuestra cultura.


Fuente:




  • Propuesta de comparación

A fin de ilustrar lo comentado inicialmente, les proponemos mirar las siguientes imágenes y reparar en las similitudes existentes entre ambas fotografías.

Hombre de la zona rural vasca 

Hombres de la zona rural pampeana de la Argentina


No hay comentarios:

Publicar un comentario