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jueves, 20 de junio de 2013

TRADICIONES - LA NOCHE DE SAN JUAN EN UXUE

LA NOCHE DE SAN JUAN EN UXUE

El agua de la fuente del Lezkairu  sale por donde puede por diferente sitio que antaño

Tomamos el siguiente texto del interesante libro  “Los corrales de Ujué  y la vida de antaño”:
Entre el corral de Julián Marín y el de Cantón, cerca de las mugas de Lakumulatu, Lerbetz y Rusiana, hay una fuente llamada Lezkairu, que a lo largo de generaciones se tuvo por altamente efectiva, si no milagrosa, en la cura de los granos faciales.

Cuentan los mayores, entre ellos Casto Remón Larrondo, que la gente iba a lavarse la cara antes de la salida del sol y que sus beneficiosos efectos se multiplicaban si el lavatorio se efectuaba la noche o la madrugada de San Juan, el 24 de junio.

Durante generaciones esa fuente permaneció limpia y arreglada, y su prestigio se extendía no sólo por el pueblo, también por los alrededores y muy especialmente entre las gentes de Murillo el Fruto, Carcastillo, Santacara y Beire.

Su fama era tal que en el Diccionario Geográfico de España de la Real Academia de la Historia del año 1802 se menciona esta fuente, diciendo que produce buenos efectos en varias enfermedades.

Con los años, por culpa de una mejor alimentación, mayor higiene y el “intrusismo” de los dermatólogos, esa fuente fue cayendo en el olvido y, definitivamente, en el abandono. No obstante, en los años cincuenta aún era visitada.

Recogemos dos testimonios muy interesantes de visitas “médicas” a la fuente de Lezkairu, de Casto Remón, la primera, y de su esposa Eloísa Berrade, la segunda.

“Yo tendría unos doce años, a principios de los años treinta. Mi padre me dijo: ‘Coge la yegua y vete a Murillo a casa de (omito el nombre que aparece en el libro), la yegua sabe ir sola porque les llevamos leña y después allí recibe su ración de agua y pienso. Tienes que recoger a dos mocetas y antes del amanecer llevarlas a la fuente Lezcairu para que se laven la cara y les desaparezcan los granos’.

Efectivamente, la yegua me llevó a casa de (en el libro pone el nombre), le dimos pienso y conduje a las dos moceticas, para que recibieran en sus caritas de ángel el agua milagrosa. Ignoro si fue efectivo el tratamiento”.

Ahora es Eloísa quien cuenta lo que sigue:
“A mi hermano Feli, quien durante tantos años fue alguacil, de mocico le salían muchos granos en la cara. La noche de San Juan cogió la yegua Morica y se fue a la fuente Lezkairu a lavarse la cara antes de que saliera el sol. Había más gente con el mismo problema, todos se lavaron y retornaron a los respectivos corrales felices y esperanzados
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Podríamos seguir hablando de los pozos que había en muchas casas  del pueblo, los pozos de los campos…. las balsas, las fuentes…  de aquel fraile zahorí que dijo haber encontrado agua  casi en la cima del Chuchu.....pero eso lo dejaremos para otra ocasión.

De momento quedémonos con el recuerdo del uso mágico/medicinal que se les dio a las aguas de   estos tres sitios que hemos mencionado.
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Ujué- El día de robar-

Sí. Habéis leído bien. En Uxue había un día para robar. También otro para mentir.

El día veintiocho de diciembre, los Santos Inocentes era el día de mentir. Se podían decir mentirijillas para reírse un buen rato de los inocentes que las creyeran.

¿Y el día de robar? ¿Cuándo era pues? ¿ En que consistía?


Víspera de San Juan.

Había que hacer las hogueras. Los chiquillos, muetes y muetas de Ujué nos arrejuntábamos para hacer nuestras hogueras por barrios: Lupera, Huerto Pocho, La Plaza, El Frontón o Andrebucho, La Placeta, Pilarraña...

Estoy hablando de los años sesenta cuando todavía estábamos en edad escolar unos ciento cincuenta muetes y muetas.

Todos los muetes nos afanábamos en busca de ramas y sarmientos para hacer, cada uno con los de nuestro barrio, la chalada (hoguera) más grande de todo el pueblo. Y ahí estaba lo bueno: Estaba permitido robar. Robar leña, claro.

Los lugares propicios para apoderarse de un buen fajo de ramas o de sarmientos eran las bardas.

Las bardas son la parte superior de las paredes que cierran un corral, en donde se colocaban ordenadamente los fajos de ramas y sarmientos.

En aquel entonces que todavía no había ni butano, todo ello, ramas y sarmientos, era necesario a diario para el fuego del hogar.

Los ciento y pico muetes en varias bandas, asolábamos , el pueblo en bulliciosa barahúnda tratando de conseguir, robar, la leña necesaria para las hogueras de San Juan.
El guirigay era enorme.

Las amas de casa trataban de evitar que los mozalbetes diezmáramos sus bardas.

Bastaba con que un arriesgado escalador consiguiera subir a una barda para que él echara al resto de la banda fajos y mas fajos para llevar.

Y eso había que evitarlo a toda costa.

Asomadas a las ventanas se proveían de agua y sobre todo de unos proyectiles muy especiales: huevos batuecos (podridos) que cuando te pegaban con uno y se rompía, olía a pedo y era insufrible.

O en la calle trataban de dar algún varazo que otro a quien osara escalar una barda o entrar en la bajera de la casa en busca de leña.

El bullicio era enorme la víspera de San Juan. Mueticos queriendo hacer acopio de leña y mayores que nos gritaban e intentaban hacernos difícil la tarea.

Buscábamos leña en cuadrilla, a bandadas, y las amas de casa escenificaban querer evitar el robo y corrían detrás de nosotros de manera que si conseguíamos algo y cargados con lo robado malamente podríamos huir si ellas quisieran atraparnos de veras...

Si nos pillaban nos defendíamos diciendo: -Es el día de robar...

Ahora me hago la pregunta de quien era el que más se divertía: Si los muetes y muetas arriesgándonos y haciéndonos los valientes por unos sarmientos, o las amas de casa tratando de ''evitarlo''.

Si de veras éstas quisieran recuperar lo ''robado'' no tenían mas que ir a donde guardábamos el botín y tomar lo que nos habíamos llevado.

Pero no. Escenificaban hacer frente a nuestras terribles hordas e intentaban dificultar todo lo posible nuestros ''audaces'' asaltos.


EL RITO DEL FUEGO

Mas tarde,venia el gran momento de encender el fuego, el embrujo de ver las llamas altas, muy altas y chisporroteantes...

Robadores y robados todos nos congregábamos en torno a las hogueras y comenzaban los saltos, los deseos que debían formularse al pasar el fuego....

Muetes y muetas, mozos y mozas y también la gente casada saltando por encima de las llamas, unos en la hoguera grande, otros en la pequeñica :

- ¡Este por San Juan pa que me traiga un pan!
- ¡Este por San Pedro pa que me traiga un huevo!
(Por lo visto lo mas necesario era el qué comer)

Algún mozo hasta se atrevía a dedicar su salto a alguna moza:

- ¡Este pa la Conchi!

Y poco a poco la gente sacaba tocino, longaniza y panceta pa asar...

Nota extractada de: El blog de Mikel Burgui.  ujue-uxue.blogspot.com.ar

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