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lunes, 22 de diciembre de 2014

COSTUMBRES NAVIDEÑAS

Navidades en Navarra.

Del El blog de Mikel Burgui: ujue-uxue.blogspot.com.es

"Desde el 4 de octubre del 2010 ha estado disponible en Internet La Gran Enciclopedia Navarra.
De su ubicación en la nube busqué las palabras Aguinaldo, Olentzero, Navidad, Año nuevo, Estrenas y Reyes y encontré lo que sigue. Espero que sea de vuestro interés".

AGUINALDO.

Obsequio en especie, y a veces en metálico, dado a niños y adultos por Navidad. Las familias de posición humilde salían los días 23 y 24 a postular por las casas "la limosnica de Navidad", también llamada "koskari" (Cuenca de Pamplona), "aguilando" o "aillando" (Navarra atlántica), por lo que recibían alimentos.
Los niños acostumbraban pedir por la mañana, cantando villancicos y coplillas recabando alimentos y golosinas; en la Ribera lo hacían con panderos, zambombas, hierrillos y castañuelas.
En el valle de Roncal salían los escolares por la mañana, y los jóvenes y mozas por la tarde, recitando coplas en euskera, como los "Ai María gairon gairona" y los "Goácenes".
La juventud del valle de Yerri lo hacía igualmente recitando las "Gogonas" y la de Guesálaz, los "Fundedes", letrillas todas ellas de felicitación y postulación de alimentos.
La presencia de "Olentzero" en los pueblos del Bidasoa estuvo vinculada a esas cuestaciones.

OLENTZERO.

Personaje típico de la Navidad. Varias teorías han intentado explicar su nombre y origen. Probablemente significa "época de lo bueno".
Pudo haber sido un símbolo solar que, en la noche del solsticio de invierno, entra en las casas y transmite sus poderes taumatúrgicos al tronco del fogón. Es representado en forma de muñeco, campechano y borrachín, pastor o carbonero, que baja del monte para anunciar el nacimiento de Jesús.
Los niños que postulaban el aguinaldo lo pasean en andas, sentado en una silla, cantándole coplas en vascuence (Comarca del Bidasoa). Lesaca se precia de ser la villa originaria del personaje.
En el valle de Larráun tuvo aspecto siniestro; lo colgaban en las cocinas junto a la chimenea, armado con una hoz.
Adoptó forma de tótem protector de la casa en Leiza y el valle de Arakil, donde cada familia exponía su figura en balcones o ventanas.
El modelo de la regata del Bidasoa se ha extendido por las principales ciudades o poblaciones.
Olentzero es transportado en andas, acompañado a veces por representaciones vivientes del misterio navideño, comparsas de "ioaldunak", música de txistu y grupos de niños y jóvenes ataviados con trajes típicos, que cantan coplas alusivas, danzan al realizar una cuestación.
En Lesaka, según recogió (1950) E. J. Esparza, las comparsas cantan:
"Olentzero buru-aundiya, entendimentuz juntziya, bat arratsiain edan omendu amar erruko zagia. Ai, urde tripa-aundiya, ai, urde tripa-aundiya! Orra, orra, gure Olentzero: pipa artzenduela ixerita dago, kapoitxua badauzki arraultxetxuakin biar berendatzeko botill-arduakin, botill-arduakin! Emen eldu gerade Berri-On batekin, gure enbajadore Olentzerorekin"
"Olenzero tiene la cabeza grande, pero posee entendimiento, anoche bebió un pellejo de diez arrobas: ¡ah, cochino tripudo! He aquí nuestro Olentzero, con pipa, sentado: también tiene capón y huevos para merendar mañana con una botella de vino. Aquí venimos con la Buena Nueva y con nuestro Olentzero como embajador". La transcripción musical, que se reproduce del mismo trabajo de E. J. Esparza, es de Pascual Aldave. La melodía sirvió en el primer cuarto de este siglo a Ignacio Baleztena para su popular "Uno de enero".

NAVIDAD. 

Fiesta conmemorativa del nacimiento de Jesucristo en Belén. En plural designa los días comprendidos entre el 24 de diciembre y el 6 de enero. El día 24 fue conocido como "día de nochebuena" o "de Olentzero".
La fiesta cristiana sustituyó a otras anteriores con que los pueblos celebraron el solsticio de invierno.
La costumbre de poner "Belenes" o representaciones del nacimiento de Jesús fue iniciada por los franciscanos en Italia durante el siglo XV. Las primeras manifestaciones de esta índole se detectan en Navarra tempranamente con el tríptico de la adoración de los Magos (Artajona). Alcanzaron gran desarrollo durante el siglo XVII. Patrimonio de las iglesias durante siglos, acabaron popularizándose en los hogares. La Asociación de Belenistas les ha dado impulso y calidad artística. 
Moda exótica moderna es la colocación del "Árbol de Navidad".
Las navidades fueron jornadas hogareñas, singularmente la Nochebuena, caracterizada por la reunión de los miembros de cada familia en torno al fuego del hogar. La celebración mantuvo hasta tiempos recientes elementos arcaicos similares a los del solsticio de verano: culto al sol, al fuego y al agua.

Fueron tradicionales las cuestaciones de alimentos (Aguinaldo, Año Nuevo), los regalos a los niños (Estrenas, Reyes Magos), y las bromas festivas (Inocentadas), dentro de las cuales ha de enmarcarse la celebración del "Chico Rey de la Faba" en la corte navarra de los Evreux y las fiestas de obispos y alcaldes infantiles.
Caracterizaron la víspera de Navidad (24 de diciembre) las "colaciones", la cuestación de aguinaldos por las casas, la presencia de un personaje misterioso llamado Olentzero, y el fuego especial que en cada hogar reunía a los componentes de la familia.

La "Colación" fue un tributo o pecha medieval que los siervos debían entregar a su señor en especie (sobre todo gallinas). Abolidos aquellos tributos, perdonó la costumbre de enviar regalos en especie a determinadas personas de la localidad (curas, maestros, médicos).
La cuestación de aguinaldos por las casas estuvo arraigadísima hasta mediados de nuestro siglo.

Fuego de Nochebuena. El tronco de Navidad.

Un pastor de Artazu mantuvo hasta 1950 la costumbre de ofrendar un pan al amanecer el día de Navidad, levantándolo hacia el cielo con ambas manos.
Pudo ser reminiscencia de un rito popular muy antiguo y generalizado de culto al sol, que se perpetuó en el fuego especial encendido durante esta noche en los hogares.
Para esto procuraban poner un tronco grande, denominado "Txubilar" (Romazado), "txubil", "supil" o tupil" (Urraúl Alto), "Olentzero-emborra" (Araquil), "porrondoko" y "gabonzuri", en otras partes.
El tronco tenía poderes taumatúrgicos. En muchos pueblos guardaban el tizón final como una reliquia o talismán, utilizándolo el día de San Antón para bendecir los animales o para conjurar tormentas durante el verano. Sus cenizas llegaron a ser recogidas para curar determinadas enfermedades del ganado o librar los campos de plagas.
En amplias zonas de la Montaña y la Navarra Media(en ujué tambien) cada miembro de la familia ponía sobre el tronco una astilla "para calentar al Niño", recordando a familiares vivos ausentes y a los difuntos. El fuego cobraba una dimensión antropológica y una intencionalidad de unión del clan familiar.

La cena familiar en torno al fogón tenía unos platos típicos, variables según zonas y posibilidades económicas: Sopa (cana, tostada, de almendra), cardo, besugo o bacalao; como postre, compota de frutas desecadas en casa: ciruelas pasas, orejones de melocotón, manzanate y perate. El canto de villancicos alegraba la sobremesa.

La Misa del Gallo a medianoche fue enriquecida con ritos de participación popular, al menos desde la época barroca. En un momento de la celebración, el "Gloria" o el "Et incarnatus" del credo, se abrían los expositores mostrando al pueblo la imagen del Niño recién nacido. Los fieles expresaban en ese momento su alegría con vítores al Niño Dios (Cintruénigo) o soltando pajarillos vivos (zona del río Aragón). Los pastores danzaban en el pasillo central (Tierra Estella y Ribera), llegando incluso a despachar una sartén de "migas" en el presbiterio durante la celebración (Fitero).

Recenas. Pese al frío exterior, la noche navideña era fiesta callejera. Los amigos se reunían en una casa para recenar y salían de ronda cantando villancicos. Costumbre ancestral en Larráun fue la llamada "cena de las brujas", reunión de mujeres en torno a una mesa sobre la que ponían una servilleta y un trozo de pan; tras un frugal yantar, formulaban un deseo: "Que bailen los Ángeles en esta cocina". El rito parece guardar relación con la costumbre baztanesa de estrenar una prenda de vestir durante esta noche, convencidos de que con ello "arrancaban un ojo al diablo".
Los niños de algunos pueblos montañeses salían durante la mañana del día 25 a pedir el aguinaldo, felicitando a los vecinos las Pascuas.

AÑO NUEVO.

Ritos tradicionales del comienzo del año fueron la recogida del agua lustral y las cuestaciones de alimentos. Los mozos de los valles noroccidentales (Baztán, Basaburúa, Imoz, Larráun, Burunda y Araquil) esperaban -y aún mantienen la costumbre algunas localidades- las campanadas de la medianoche junto a una fuente, recogían en jarras las primeras aguas del año y les llevaban la felicidad a los vecinos, recitando delante de cada puerta coplas ("Ur goiena, ur barrena ") y recibiendo un obsequio.
Los niños de Baztán, regata del Bidasoa y otras partes cantaban el primer día del año coplitas por la calle felicitando a los vecinos el "Urte berri", recabando un donativo para la merienda.
En Azagra los "quintos" salían a rondar con música de gaita durante la noche de San Silvestre (31 diciembre) y el día siguiente. La noche vieja tuvo escaso relieve hasta tiempos recientes, en que se ha convertido en noche de cenas, cotillones y juergas de aspecto carnavalesco, en medios urbanos e incluso rurales.

ESTRENAS.

Regalos hechos con motivo del Año nuevo. La costumbre fue practicada durante el siglo XIV por los reyes de la casa de Evreux, desde Carlos II al Príncipe de Viana. Por "las estrenas del primer día de ayno" regalaban ricos objetos de plata, ropas o dinero a los nobles de la Corte y del séquito personal. En algunos pueblos de la comarca de Tafalla denominan "las estrenas" al obsequio (frutas y dulces generalmente) que los niños piden a sus padrinos de bautismo el día de Reyes.

REYES MAGOS.

La festividad de la Epifanía estuvo precedida por una noche en que se prodigaron algunos ritos familiares, como el de "echar el reináu", hacer sonar cencerros, poner zapatos en las ventanas y hacer regalos.
La práctica medieval de elegir rey a un niño (Rey de la faba) llegó a convertirse en festejo popular en la Pamplona de mediados del siglo XVIII, celebrada con disparos de voladores, cohetes, buscapiés y otros fuegos de artificio, música, cantos y alegría, drásticamente cortados por orden del Real Consejo (1765). La elección de un rey de la casa se mantuvo hasta tiempos muy recientes en las merindades de Sangüesa y Olite, principalmente.

"Echar el reináu". Consistía en que, al terminar la cena la noche del día 5, el cabeza de familia repartía entre los presentes las cartas de la baraja; el agraciado con el rey de oros (el de espadas en otras partes) era proclamado "rey de la casa" para un año, siendo vitoreado por los familiares, quienes hacían sonar almireces, coberteras, cencerros, collares de campanillas y otros instrumentos. Armados con ellos, los niños recorrían las calles e incluso salían por los caminos hacia los pueblos próximos.

Las cencerradas tenían lugar en gran parte de Navarra media, protagonizadas por niños que batían almireces y coberteras, hacían sonar campanillas, cencerros o botes de lata rellenos de piedrecillas, sujetos al cinto o en bandolera, o arrastrando despojos de latas por las calles. Distinto carácter tuvieron las cencerradas de los "Ioaldunak" en Oiz, Ituren, Zubieta y poblaciones comarcanas, iniciando el carnaval.
El día de la Epifanía siguen eligiendo en Alsasua a los "reyes" de los mozos para la fiesta de Santa Águeda por un sistema tradicional.
Costumbre típica de la víspera de Reyes en Allo y otras poblaciones de la merindad de Estella fue que los mozos escribieran en papeletas los nombres de solteros y solteras, mezclándolos en dos bolsas. Extraídos los papeles alternativamente, se hacían relaciones de "parejas", las más de las veces disparatadas, que eran expuestas públicamente para conocimiento de los interesados y del vecindario. Las parejas debían bailar por la tarde del día 6. El festejo tenía mucho de carnavalesco y chungón, como un remedo de las bodas de "Mayo y Maya" de la literatura clásica.
Práctica muy extendida fue la de poner zapatos en las ventanas, con la esperanza de que los Magos dejaran un regalo para los niños (juguetes o golosinas).
Las "Cabalgatas de Reyes" se han puesto de moda durante nuestro siglo en ciudades y pueblos. Las noticias más antiguas proceden de la Ribera, concretamente de Fitero, donde los "Santos Reyes", montados a caballo, recorrían las calles hasta la parroquia, cantando coplas chungas.
La festividad del día 6 continúa siendo en algunas poblaciones (Andosilla y Miranda de Arga, por ejemplo), eco final de la costumbre de hacer regalos en la Corte durante el siglo XV; los niños visitan a los padrinos para pedir las "estrenas".
Este día, en villas meridionales de la merindad de Estella, los mozos visitaban a las mozas en sus casas, siendo obsequiados con regalos en especie (gallinas, conejos, chorizo) para una merienda.



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