Horneado del pan.
Se apartaban las brasas al borde circular del horno. Con una pala de mango largo se iban depositando en el centro del horno todas las porciones de la masada.
Cuando el horno en todo su calor, mostraba el pan henchido y dorado, era hora de devolverlo crujiente, oloroso y apetitoso a la artesa de donde salió como masa.
Feliciana, Julia, Angelita, vecinas de mi tía, aprovechaban el horno todavía caliente para meter sus madalenas... que siempre se quedaba alguna en casa...
¡Qué rico estaba todo aquello! El pan recién hecho... las cascarañas... las madalenas...
Aquellos desayunos..
Un trozo de cascaraña o una tostada de pan untada con ajo, aceite y sal, o la tostada con miel.. (las tostadas untadas con manteca no me gustaban..)
Y luego aquel café especial que no era café sino cebada tostada y molida revuelta con achicoria "El Árbol" antes de ir a la escuela....
Leche sí que echábamos a ese café... la leche de las cabras (máximo dos por familia) que mandábamos los de Ujué a la cabrería municipal.
El pan se comía acompañando a todo.
Recuerdo aquellas meriendas tras salir de la escuela:
Manzanas, melocotones e higos del huerto de Basandía con pan. Uvas de la viña de Aliaga con pan. Un cacho de chocolate "La Gloria" con pan. Pan con miel encima. Rebanada de pan mojada con vino y con azúcar. Dulce de higos del que se hacía en casa sobre una buena tajada de pan... ¡Todos los productos caseros que os podáis imaginar!... pero... ¡todo con pan!
¡Hasta las moras del campo entraban bien con pan!
Ni el chocolate a la taza (desayuno distintivo de ciertos días festivos) se libraba de harina para espesarlo ¡ni de que untásemos pan en él!
¡Qué rico el pan "untau" en aquel chocolate!
¡Anda que si en vez de pan era cascaraña lo que untábamos en el chocolate... ¡gozada completa!
Muy pocas veces nos librábamos de comer algo sin probar el pan.
Obviamente, cuando comíamos rosquillas o madalenas no nos hacían comer pan.
También se puede decir que cuando nos íbamos al campo a buscar frutos silvestres: bellotas de encina, arañones, moras, pomas, modrollos nos llenábamos la barriga directamente de la mata... ¡sin comer pan!
El pan nuestro de cada día
El pan ha sido desde milenios el alimento principal, hecho con cereales.. o hecho a base de castañas, bellotas...
Por algo en la oración que Jesús enseñó se pide "el pan nuestro de cada día"
Los demás alimentos también eran importantes, como por ejemplo las legumbres, las patatas, las berzas, los puerros .. etc.
Otros alimentos no eran tan asequibles de conseguir.. o de criar... Casi todas las carnes que comíamos eran de corral.. o provenientes de la caza.
No había dinero como para ir de continuo a la carnicería. En las cuatro carnicerías que conocí en Uxue se vendía carne de oveja, cordero y en tiempos más atrás (hasta lo de las maltas) de cabra y de cabrito.
Por lo general, lo del cerdo no pasaba por la carnicería porque muchos vecinos hacían ellos mismos la matanza.
Muchas veces, cuando se iba al carnicero era para traer a casa cabecicas de cordero, menudos y demás casquería o aquella longaniza delgadica, delgadica que llamábamos "chiringa".
Alimentos al trueque.
Lo que no solía faltar en cada casa eran los productos derivados del cerdo por haber criado estos animales en casa o por conseguir sus productos al trueque con los demás vecinos.
A veces, los conejos y perdices de la caza, aves y conejos de corral y huevos se cambiaban en trueque con los vecinos o en la tienda para conseguir dinero u otros alimentos.
Mi padre bajaba miel a San Martin de Unx para cambiarla por aceite. Y a Murillo el Fruto a cambiar la miel por legumbres.
La panceta y el tocino que se comía en nuestra casa (y longanizas, morcillas etc) casi siempre eran adquiridos a trueque de algo.
¡Qué ricas eran las chulas con tomate! ¡Sí, chulas (lonchas de panceta o tocino "rayau") tan grandes y gordas como suela de zapato!
El pan era lo único que no podía faltar.
Tengo que reconocer que cuando mi infancia y dentro de cada casa, el pan era el único alimento que no podía faltar. El único alimento que te impulsaban a comer siempre.
Por ello comprendo cosas que se me quedaron grabadas en el cerebro: Aquellos capirotazos que me arreaba de mi padre en el cogote cuando sentados a la mesa me decía aquello de:
- Mocé, que comas más pan... ¡que t´has llevau tres cucharadas de lentejas a la boca sin comer pan!
Y es que el pan era al alimento más asequible...
Y de ración... ¡Qué tajadas de pan con el tocino gordo que acompañaba a las alubias o a cualquier otra legumbre o cocido!
Tocino que llegaba del puchero ya blando... fácil de extender sobre el pan...
A veces, la comida del mediodía consistía solo en patatas cocidas aliñadas con sebo. Sebo que primero se derretía en una sartén al fuego del hogaril...
¡Y qué ricas quedaban aquellas patatas! ¡Y qué ricos sabían los "chinchorres".. trozos de sebo sin derretir pero churruscados!..
Por supuesto que entre cucharada y cucharada de estas patatas con sebo... ¡bocado de pan!
Los grandes días festivos se solía hacer cocido...
Primero se tomaba el caldo del cocido con sopas de pan, o con fideos, o con aquella sopa de letras...
Luego los garbanzos con berza del cocido. Y por último, la carne del cocido aliñada en fritada con tomate y pimientos...
Salvo en la sopa... ¡la tajada de pan siempre en la mano!
Y.. ¡ay, si no te comías la tajada!
En contados días ¡había postre de natillas!.. con una galletica María pa cada uno..
Fritadas y guisos con salsa.. ¡siempre comiendo pan!
Si había segundo plato y si era ajoarriero, chilindrón, carne guisada o alguna fritada con tomate... había que comer pan y al final... ¡untar más pan en la salsa!
Mi tía solía hacer fritadas "bortas".
¿Y qué era una fritada borta? Pues solamente tomate frito las más de las veces... con un poco de cebolla a lo más A veces echaba un pimiento seco...
Ah, pero la fritada "borta" ¡debía comerse untando pan!
Cuando había más hortalizas a mano, la fritada "borta" evolucionaba y se convertía en "pisto" con calabacín, pimientos frescos... etc.
El pisto hecho con calabacín, tomate y pimento quedaba divino si se le añadía y revolvía un huevo batido... Y si se le echaba trocicos de jamón... ¡era el no va más!
El tomate no era producto de todo el año. Se embotellaba. Sí, en botellas normales y corrientes.. y se les echaba unos polvos cuando estaba llenas... antes de ponerles el corcho.
Los pimientos se ponían a secar en su temporada para así, secos, utilizarlos todo el año..
También había gente que deshidrataba (secaba) tomates.
Pan en el desayuno. Pan en la comida. Pan en la merienda. Y en las cenas, ¡no faltaba el pan!
En casa era costumbre de cenar a diario una especie de caldo-puré de patatas, tan caldoso que permitía echar cachos y cachos de pan...
Cuando la tía Joaquina hacia uno de esos purés especiales pero con puerro, zanahoria, patatas... solía freír trocicos de pan en la sartén para echarlos al plato... ¡ah que rico resultaba todo!
Al final se dejó de hacer pan en casa.
Pan cabezón que hasta entonces se había hecho en los corrales del campo, en las casas del pueblo, se dejó de elaborar..
Al llegar los años sesenta, todo Ujué lo compraba ya en la panadería de Benito San Martín o en la de Félix Pena.
Había agricultores que dejaban el trigo convertido en harina en casa de los panaderos. Luego, día a día, el panadero apuntaba en una libreta la cuenta de los panes que se llevaban a cambio.
Los demás clientes, también tenían una libreta donde se apuntaban los panes que luego al cabo del mes, o al recoger la nueva cosecha, había que pagar al panadero...
Guisos de sartén grande y caldero.
Los días de lluvia, de temporal o de nieve, los labradores se quedaban en el pueblo sin ir al campo.
Eran días de comer entorno al sartén grande.
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